miércoles, noviembre 30, 2011

TRABAJO PARA EL JUEVES.

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Luego dibuja en tu cuaderno la tapa del libro, completa el título y dibuja el animal al que hace referencia.

COPIA EL CUENTO EN ESCRIBIR.
Luego, en tu casa, léelo nuevamente y crea una historieta con el mismo.

En la selva ha nacido un pequeño elefante. Se llama Babar. Su mamá lo quiere
muchísimo. Para que duerma, lo mece con su trompa mientras le canta
dulcemente.
Babar ha crecido. Y juega con los otros elefantes de su edad. Él es uno de los
más simpáticos. Se divierte excavando pozos en la arena con una concha. Babar
se pasea feliz montado en la espalda de su mamá. De repente, un malvado
cazador, escondido entre unas matas, dispara contra ellos.
El cazador ha matado a la mamá de Babar. Los monos se esconden, los pájaros
echan a volar. El cazador persigue al pobre Babar para atraparlo. Babar escapa
porque tiene miedo del cazador.
Al cabo de unos días, llega, muy cansado, a una gran ciudad... Está sorprendido
porque es la primera vez que ve tantas casas. ¡Cuántas cosas nuevas! ¡Las
avenidas son magníficas! ¡Qué autos y qué autobuses! Pero lo que más llama la
atención de Babar son dos señores que encuentra en la calle. Y piensa: «Qué
bien vestidos van. Cómo me gustaría tener un traje así de bonito... Pero, ¿cómo
conseguirlo?»
Por suerte, una anciana señora muy rica, que quiere mucho a los elefantes
pequeños, se da cuenta, al mirarlo, de que suspira por un buen traje. Y como a
ella le gusta hacer felices a los demás, le da su monedero. Babar le dice:
«Gracias señora».
Ahora Babar vive en casa de la anciana señora. Por la mañana, hacen gimnasia
juntos y luego se baña. Se pasea en automóvil cada día. Se lo ha comprado la
anciana señora, que le da todo lo que quiere.
Pero Babar no es completamente feliz, porque ahora no puede jugar en la selva
con sus primos y con sus amigos los monos. Muchas veces, asomado a la
ventana, piensa en su infancia y llora recordando a su mamá.
Han pasado dos años. Un día, mientras pasean, Babar ve cómo se acercan dos
elefantes que van completamente desnudos.
_ ¡Pero si son Arturo y Celeste, mis primos! — dice, asombradísimo, a la
anciana.
Babar abraza a Arturo y a Celeste y luego se va con ellos a comprarles trajes
bonitos. Después los lleva a la pastelería a merendar.
Mientras, en la selva, los demás elefantes buscan a Arturo y a Celeste y los
llaman a gritos; sus mamás están muy preocupadas. Afortunadamente, un viejo
marabú que volaba sobre la ciudad los vio y rápidamente avisó a los elefantes.
Las mamás de Arturo y Celeste van a la ciudad a buscarlos; están contentísimas
de haberlos encontrado, aunque les riñen por su escapatoria.
Babar decide marcharse con Arturo, Celeste y sus mamás y volver con ellos a la
selva. Todo está listo para el viaje. Babar abraza a su amiga y le promete volver
algún día. No la olvidará jamás.
La anciana señora se ha quedado sola. Está triste y se pregunta: «¿Cuándo
volveré a ver a mi pequeño Babar
Ya se han marchado... Como las mamás no cabían en el coche, van corriendo
detrás y levantan sus trompas para no tragarse el polvo.
Pero aquel mismo día, el rey de los elefantes se comió una seta venenosa
mientras paseaba. Se ha puesto muy enfermo a causa del veneno. Tan enfermo
que ha muerto. ¡Qué desgracia tan grande!
Después de su entierro, los elefantes más viejos se han reunido para elegir a un
nuevo rey. Y justo en ese momento oyen un ruido, se dan la vuelta, miran y...
¿qué ven? A Babar que llega en coche y a todos los elefantes que corren y
gritan:
_ ¡Ya están aquí! ¡Ya están aquí! ¡Han vuelto! ¡Hola Babar! ¡Hola Arturo! ¡Hola
Celeste! ¡Qué trajes tan elegantes! ¡Qué coche tan bonito!
Entonces Cornelius, el más viejo de los elefantes, dice con su voz temblorosa:
_ Amigos, estamos buscando un rey, ¿por qué no elegir a Babar? Viene de la
ciudad, ha aprendido muchísimo todo este tiempo entre los hombres. Démosle la
corona.
Todos los elefantes opinan que Cornelius ha hablado muy bien. Y esperan
impacientes la respuesta de Babar.
_ Os doy las gracias a todos — dice éste — pero antes de aceptar, debo deciros
que durante el viaje en coche, Celeste y yo nos hemos prometido. Si yo voy a ser
vuestro rey, ella será vuestra reina.
_ ¡Viva la reina Celeste! ¡Viva el rey Babar! — gritan todos los elefantes sin
dudarlo un momento. Y así fue cómo Babar se convirtió en... ¡rey!
Babar dijo entonces a Cornelius:
_ Tienes ideas geniales, por eso te voy a nombrar general y cuando yo lleve la
corona, te daré mi bombín. Me casaré con Celeste dentro de ocho días; haremos
una gran fiesta para celebrar la boda y la coronación.
Después Babar pide a los pájaros que vayan a invitar a todos los animales a su
boda. Los invitados comienzan a llegar. El dromedario, que era el responsable de
ir a la ciudad a comprar trajes elegantes para la boda, los trae justo a tiempo
para la ceremonia.
Boda de Babar.
Coronación de Babar.
Después de la boda y la coronación todos bailan con ganas. Los pájaros se
confunden con la orquesta.
Se ha acabado la fiesta. Es de noche. Brillan las estrellas.
El rey Babar y la reina Celeste sueñan dichosos... con su felicidad.
Ahora todo duerme. Los invitados han regresado a sus casas, muy contentos,
aunque cansados de tanto bailar. Durante mucho tiempo recordarán este
magnífico baile.

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